Las sin boleto de vuelta

Sucedieron varios acontecimientos simultáneos que se entrelazaron bajo la misma frase: «Sin boleto de vuelta».

Una amiga nacida en Vilagarcía de Arousa y que lleva años viviendo en Países Bajos, nos visitó, ella ahora es migrante también, yo aquí siempre lo he sido. El tema fluye lo queramos o no, comentó que una de sus buenas amigas allá, es mexicana, específicamente de Guadalajara, se llama Ana Cinthya Uribe y publicó un libro titulado «Sin boleto de vuelta». Al cabo de unos días nos vimos rápidamente en la plaza del pueblo y me lo prestó.

Ya lo he leído, me sucedió lo de siempre cuando leo a un o a una paisana, me siento cómodo, relajado, fluyendo en la lectura. Supongo que se debe a la familiaridad de las palabras, de la sintaxis, de las imágenes y palabras elegidas, del ritmo, del espacio, del tono, de los detalles, de los lugares comunes. «Sin boleto de vuelta» narra la historia de mucha gente real en sus procesos migratorios. Cada capítulo es la historia de una persona, a veces dos, y sus circunstancias, cuándo se fue, por qué, cómo, qué hace, cómo lo lleva, expectativas, dificultades… Tiene detalles lindos y muy poderosos, no utiliza su nombre para referirse a ellos o ellas, les llama por la ciudad que habitan, es como si a mí me llamara «Vilagarcía» en lugar de Augusto. Y al final de cada capítulo, en un pequeño párrafo, actualiza la historia de cada una o uno. Porque entre que recogió testimonios, escribió y publicó, pasó el tiempo. Porque en los procesos migratorios, el tiempo es brutal.

Mientras la leía, descubrí que teníamos a alguna amiga en común, Gabriela Bautista, y eso me hizo ilusión porque la apreció mucho. Supuse en qué escuelas estudió, los barrios en los que se movió y las personas a las qué pudo conocer. El libro trata sobre la migración de gente que lo hace porque puede elegir el trabajo, universidad y país donde habitar, o de la gente que emigra con pasaporte del país de destino, de universitarios con maestría, con doctorados, o con una red familiar y financiera que hace un poco más fácil el proyecto de migrar. Por eso, «Sin boleto de vuelta», el título del libro es tan bueno, porque hay personas migrantes, con más privilegios que otras, que dejamos el asiento de nuestro avión de vuelta vacío. No volvimos, nos quedamos.

Nunca leí el testimonio de tantos y tantas mexicanas migrantes, y aunque la mayoría sucedieron en EUA, la esperanza, el ser extranjero en todos lados, el nuevo hogar, las ganas de volver, el echar de menos, son sentimientos comunes. Lo he disfrutado, y me queda pendiente devolverlo.

Días después de terminar el libro, me llegó una carta del Ministerio de Justicia de España, indicándome que mi trámite de la nacionalidad se «Archiva por desistimiento presunto». Unos papeles que entregué no son como ellos los requieren. Casi tres años, en medio de un pandemia tramitando cosas y ese camino de momento ha quedado en pausa.

Y sigo aquí con un boleto de vuelta que sí tenía pero que hace más de quince años decidí no utilizar.

Augusto Metztli.

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