
En el Congreso de las Diputadas no cabemos todos, todas, ni todes. Ni siquiera en lo peor de la pandemia hubo la sensibilidad institucional para regularizar a las cientos de miles de personas en situación administrativa irregular, pero hay que conformarnos con lo que hay, porque lo otro es la ultraderecha y más fascismo, así que aplaudamos y asumamos un racismo moderado, un poco de xenofobia y una pizca de colonialismo del gobierno «más progresista de la historia».
Nos movilizamos y nos cuidamos entre nosotrxs, buscamos cientos de miles de firmas para llevar una ILP para regularizar a medio millón de personas. Fueron al Congreso en repetidas ocasiones para argumentar, defender e invitar a la gente que legisla por el bien común a que lo hiciera por los y las nadie. Seguimos esperando.
Hace unos meses una comitiva de migras defensoras de la justicia social volvieron al Congreso, dignidad migrante que sigue hablando a los oídos sordos. Acabó el 2023, el 2024 y acabará el 2025 sin ese paso que se nos sigue debiendo, de esa deuda con la gente que es la base de este país. De las y los herederos de las colonias saqueadas y aniquiladas.
Los guerreros jaguar de los mexicas, eran de los más temidos, sabían ciencias y guerrear. Tenían la fuerza de los jaguares, les cuidaba Tezcatlipoca, dios del cielo nocturno. El cielo que se mira cuando se echa de menos la tierra de donde se viene.
Pensé en ellos porque aquí siempre hay que guerrear, para alquilar un piso, para tramitar lo que sea, hay que guerrear con nuestro propio acento, o pedir a un nacional que interceda porque de entrada no somos de fiar, guerrear para homologar estudios, para buscar trabajo, para entrar al país, para salir del país, para contratar lo que sea, para que te atiendan en la sanidad pública. Día a día hay que guerrear por algo.
No me importaría que en lugar de los leones que custodian el Congreso hubieran jaguares, océlotl en náhuatl, con poderes generativos de la tierra. Porque la migración va de eso, de la tierra donde nacimos, de la tierra en donde moriremos y el mientras tanto, depende de las políticas de los territorios, y de momento en el reino de España, los nadie seguirán siendo los nadie.
Augusto Metztli
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Un comentario en “Los jaguares del Congreso”