El tiempo debería poder detenerse. Sería fantástico disponer de un mando a distancia para poner la vida en pausa cuando nos interesa, cuando necesitamos respirar, cuando ya no podemos más. Nos ayudaría a observar el entorno y a predecir -con mayor o menor éxito- la trayectoria de los objetos ocultos en los ángulos muertos, a anticiparnos a las malas decisiones, a los actos precipitados. 

Añadir el botón de “silencio” al aparatito con pilas parecería, tal vez, un capricho innecesario, una excentricidad, pero admitan que le darían tanto uso, o más. Silenciar a todos aquellos que no saben callar, librarse de escuchar necedades e insultos, esquivar las palabras que nos lanzan como dagas directas al corazón. 

Creo que no tendría mucha gracia vivir así, sin imprevistos, sin sorpresas, sin la intervención del azar -o como sea que lo llamen-. Lo que sí es cierto es que, en ocasiones, supondría un alivio tremendo.

Fernando Prado.

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