
Vi un «meme» que me hizo mucha gracia: «Cuando dicen que sucedió hace 20 años pienso en los 80, y después me doy cuenta de que en realidad se refieren a principios del 2,000″.
Como mucha gente de mi generación esos años son muy significativos emocionalmente, aunque yo no elegiría una década, más bien mitades, es decir del 85 al 95, esos años son los que me resultan más especiales. He descubierto un ejercicio creativo y de estar en el mundo que me devuelve el sosiego del tiempo vertiginoso que vivimos: leer, ver, escuchar productos culturales creados en esos años. Obviamente lo hago llevado por la nostalgia, pero también por esa búsqueda de la pausa y del ritmo de otras narrativas, revivir esa realidad analógica.
Canciones de nueve minutos, casetes o LPs con una secuencia narrativa consecutiva, películas que se detenían en detalles y tomas lentas, espaciadas, diálogos amplios, explicaciones largas. Los actos cotidianos como utilizar el disco de marcado de un teléfono, esperar a que gire un número para darle al siguiente, mover o pulsar en la propia televisión el cambio de canal, esperar a que empezara aquello que querías ver o escuchar. Rentar una película, y antes de devolverla meterla en la «regresadora» para que la rebobinara. Comprar el periódico para informarte, o para saber la cartelera del cine, o para buscar empleo. Mandar telegramas urgentes, ir con los recibos impresos en papel a pagar cosas, hacer las tareas utilizando enciclopedias o diccionarios, conversar con las manos libres (sin celulares), pasar la tarde con amigos y amigas en la calle, pasar el verano también en la calle, utilizar hojas y lápices para explicarte haciendo dibujos o anotaciones.
Igualmente como ahora, en ese entonces acabaríamos con el mundo por un desastre ecológico, o un cataclismo lo haría, o una guerra nuclear. En ese entonces como ahora, el gobierno de Estados Unidos lo enfangaba todo, armaba a terroristas y asesinos de ultraderecha en todo el continente y en el resto del mundo, mientras hacía esterilizaciones forzadas desde México hasta la Patagonia. Hace 20 años no serán los 80, pero en muchas cosas se parecen, y en otras tantas seguimos igual o peor.
Pero ahora sí, ya me quedó claro, que han pasado casi 40 años de aquello.
Augusto Metztli.
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