En la casa Azul de la pintora Frida Kahlo puedes ver su cama, los objetos de su habitación, los bordados que hizo, las fotos y las vistas desde su ventana, tiene sentido visitarlo y apreciarlo porque su militancia, sus pinturas y su discurso político y de vida tienen que ver con todo eso. Por esa misma razón, cuando estuve en la casa de Rosalía de Castro en Padrón, y vi su cama y la ventana donde, según su hija Gala, poco antes de morir dijo “Abride a fiestra que quero ver o mar”, tuvo sentido, porque ella tenía una relación muy especial con el mar galego, en general con la naturaleza de su alrededor, era su vida y militancia.

Sigo descubriendo a Rosalía de Castro, despacio, sin prisa. Aún no leo todo lo que tengo de ella, pero sí lo suficiente para apreciarla y asomarme a su importancia simbólica y emocional para los y las galegas.

No me gusta que se le relacione con las camelias, cuando ella era más de rosas o pensamientos y cuando su obra estaba vinculada a la naturaleza, tal como recoge el precioso libro del «O herbario de Rosalía» en el que de manera minuciosa hay un inventario de plantas y las veces que fueron citadas en toda su obra. De hecho es probable que no haya coincidido con ninguna camelia, porque aunque ya había en Galicia, solo se podían ver en contados Pazos de la nobleza y gente rica.

Un dato que me encanta de ella es que vivió siempre de alquiler, la última casa en la que vivió, es la Casa Museo y lo es, por ser el sitio donde murió. Siempre que voy, hecho de menos que no tenga leira con verduras y patatas, porque los y las galegas (incluyéndola) son más de leira que de jardines, pero creo que lo van a enmendar o por lo menos hay planes de hacerlo.

Junto a la cama en su habitación, hay un cuadro que pintó Ovidio Murguía de Castro (su hijo) donde Rosalía de Castro yace muerta en cama. He buscado y no he encontrado más información fiable sobre esa obra.

Si pones atención, verás sobre su almohada una rosa, esto es porque Maruxa Villanueva, cuidadora de la Casa desde 1971 hasta su muerte en 1998, la ponía. La gente que ahora lleva la Casa, lo sigue haciendo desde entonces.

Augusto Metztli.

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