Ghibli, la panceta y los huevos fritos contra la IA generativa

El mundo sería un gran sitio, si toda la gente que colaboró con el saqueo del trabajo del estudio Ghibli y de cientos de miles de autores y autoras, utilizando la IA generativa para hacer sus imágenes a partir de fotos, entendieran el contenido de las historias que cuenta Ghibli y no se quedaran en la forma.

Siempre es bueno recordar lo que dice Nia Soler (de Arte es Ética): «La IA generativa es un servicio de plagio automatizado», y está demostrado el excesivo consumo de agua que hace para funcionar y el contenido violento, aberrante y criminal con el que se entrena. Pero igualmente no es suficiente para que la gente entienda que la única IA generativa ética que hay, es la que no se usa.

A principios del 2000 fui consciente del trabajo del estudio Ghibli, con la película «El Castillo ambulante», no tenía ninguna expectativa, solo disfrutar. Todo fue sorpresa y emoción, en particular hubo una escena que me llamó mucho la atención: Sophie siendo muy mayor entra al castillo y le dice a Marco que estaría bien desayunar, él va a por unos ingredientes para hacer un desayuno frío, porque cuando no está Howl (el mago), no se puede cocinar, porque Calcifer, el demonio de fuego que hace que el Castillo camine, solo obedece a Howl. Sophie le dice que cocinará y convence al fuego de ello. Marco y Sophie sacan de la despensa unas pancetas (tocino) y huevos, a mayores ella le pide una tetera para el té y una sartén. Con todo cuidado, avivan el fuego, colocan la sartén sobre él, luego un par de pancetas, a las que esperan que suelten su grasa, para a continuación romper el cascarón del huevo y freírlos, para hacer huevos estrellados. Se ve perfectamente cómo se rompe el cascarón, cómo el huevo cae y se fríe, va pasando de lo transparente a lo blanco. Se oyen los ruidos de cada cosa, del fuego, del metal, de la grasa friendo. Cada detalle minucioso está ahí, puedes olerlo y saborearlo. En el momento de sentarse a la mesa, Marco no come, prácticamente traga los huevos fritos y Sophie le llama la atención diciendo ¡Qué modales son esos!

Todo era tan minucioso, cuidando los detalles, el tiempo, sin prisa. Cada cosa contada para ser disfrutada y vivida.

La obra de Hayao Miyazaki e Isao Takahata del estudio Ghibli, es pacifista, animalista, feminista, de un profundo amor por la naturaleza y la vida espiritual. Su trabajo lo hacen despacio, sin prisa, pueden tardarse casi una década en hacer una película, año y medio en una escena de algunos segundos. Toda su vida literal y metafóricamente están volcadas en sus historias y personajes, son sus amistades, familiares, o vecinos y vecinas del barrio.

Si usas o usaste la IA generativa para «tunear» tus fotos, no es un homenaje o reconocimiento a la obra del estudio Ghibli, porque ese «sistema de plagio y saqueo» es todo lo opuesto a lo que ellos hacen y en lo que ellos creen.

Hace unos días cené huevos fritos y pensé en Sophie, en Howl, en Marco, en Calcifer y en el castillo ambulante.

Augusto Metztli.

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