La librería que nos hacía falta

Descubrí, cuando estaba en el bachillerato, que el objeto libro me resultaba bello, fascinante y me causaba mucha curiosidad. Entonces comencé a comprarme mis propios libros en librerías «convencionales» y más tarde en las de segunda mano. Fue ahí que pude hacerme con mi pequeña biblioteca. Por esa época tenía la incertidumbre de dónde vivir, con mi abuelo y abuela materna, con mi madre y su pareja, con mi padre, con mi abuela paterna, en qué ciudad, Tepic, Guadalajara, DF o Puebla, o todas a la vez. Las pocas cosas que me daban certidumbre era llevar mis libros, discos y materiales de pintar de un lugar a otro, los colocaba allá dónde fuera a habitar por el tiempo que las circunstancias familiares lo permitieran, y entonces eso era mi hogar. Los libros como ladrillos junto a mi cama o el tendido que hiciera de cama.

Desde entonces no he dejado de leer ni de comprar libros, por eso cuando llegué a Galicia, echaba de menos tener una librería a la qué ir, hablar con él o la librera y comprarle libros. Hace como dos años, casi frente al estudio, Anabel Rocha abrió la librería «Hojas de Lorien». Me hizo ilusión, que haya una nueva librería es una buena noticia. En cuanto pude la visité y desde el principio Anabel te trata y cuida con mimo, te ayuda y guía en lo que buscas y quieres. Voy frecuentemente porque es una librería de barrio, y a esos negocios hay que cuidarlos.

Pasó un fenómeno curioso y nos sucedió a mucha gente al mismo tiempo, «Hojas de Lorien» empezó a hacer comunidad, gente que iba por libros y a hablar de libros, así que comenzaron los clubs de lectura. «Momo» de Michael Ende, es el primero al que fui y de entonces a ahora, somos más. He ido varias veces al club, querría ir más, pero hago lo que puedo. También se reúnen para actualizar sus libretas de lectura, para hacer talleres manuales de diversas temáticas e incluso Anabel participa en el canal de Youtube de «Lau by the sea», en uno de los episodios recomienda el libro de Cuatro páginas que hicimos en Tazalunarbooks.

Se ha convertido en una gestora cultural, en una catalizadora o dinamizadora del libro y la lectura, nos da a conocer autoras que de no ser por ella, no hubiera llegado. Pero lo mejor es que llena de afecto, horizontalidad, respeto, feminismo, cuidado y cariño el mundo del libro. Por lo que te recomiendo que la visites y vivas la experiencia.

Ahora es mi librería favorita y me hace sentir como cuando buscaba refugio en las librerías del centro de la ciudad de Guadalajara, o cuando utilizaba los libros como ladrillos para hacer un hogar efímero, pero hogar al fin.

Augusto Metztli.

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