Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU apareció en Fox News luciendo una cruz de ceniza en su frente -era Miércoles de Ceniza-. Uno se imagina al sacerdote -probablemente un joven de origen latino al que expulsarían si no llevara sotana- untando la ceniza con el pulso tembloroso en la nívea piel de Rubio (hijo de inmigrantes cubanos) y dibujando una cruz desproporcionada y asimétrica; o quizás fue el propio Rubio quien ordenó a su equipo que se encargara de la caracterización. Porque esto no es estar orgulloso de un credo, es una declaración de intenciones, una reafirmación, una advertencia, un recordatorio de quiénes están al mando, la ostentación sin caretas de un integrismo reaccionario que creíamos -oh, sorpresa- hundido en el abismo de la memoria.

Una cruz en la frente y el pin de la banderita en el traje hecho a medida deberían ponernos los pelos de punta. Lo veo, a Rubio, delante de una cruz ardiendo con un capirote blanco cubriéndole la cabeza.

Fernando Prado.

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