17 años registrando los árboles talados en Vilagarcía

Recuerdo perfectamente cómo me impresionó la zona del Castriño en el 2008 cuando la conocí, había tantos árboles que cubrían el cielo y los rayos del sol apenas lograban filtrarse. Era la primera vez que estaba ahí, tardamos un buen rato en recorrerla toda, era por la tarde, pero se veía más oscuro a causa de la arboleda, y en algún momento pensé en que nos habíamos perdido. Ahora es distinto, los caminos se ven perfectamente, los claros son bastante amplios, hay un gran campo de visión, incluso los edificios cercanos se ven, después de la tala de decenas de laureles. Cada vez está más seco y hay menos musgo, por la pérdida de humedad que ha causado la diezmada masa forestal, en la que el actual ayuntamiento, y el anterior, se han empeñado en hacer, y sigo sin entender los motivos de sus actuaciones.

Pocos años después, el festival de fotografía, «Proxecta» había hecho una exposición ahí más abajo, en el Botánico. Eran unas fotos enormes de entornos selváticos, amarradas entre los árboles, hoy apenas quedan árboles para hacer lo que sea. El croar de las ranas y el ruido del agua que acompañaban aquella exposición, ahora ya no están, ni tampoco un trozo de camino para llegar ahí.

Me gustaba pasear a lo largo del río del Con, en la zona que va desde donde empieza el parque de la Coca, hasta llegar a Fexdega, los sauces llorones cobijaban con su sombra y hacían llevadero el camino. Era una imagen preciosa, ahora solo hay uno. Lo mismo pasó con el tramo de paseo que va del parque Centenario a la playa, perdió decenas de palmas, no hay sombras por donde caminar, o refugiarse de la lluvia, y en el parque la Xunqueira para ir al centro comercial, todo ese camino era un túnel arbolado que te cobijaba hasta la puerta. Tampoco lo hay.

Un día de 2008, caminando por el parque de la Coca, supongo que iríamos por agua a la fuente, pasó frente a nosotros un sapo enorme, rodeamos para no molestarlo y cada uno siguió a su destino. Ahora tampoco las encuentras, o las garzas que se refugiaban ahí, hace tiempo que no las he vuelto a ver. Todo eso pasa porque los árboles los cortan por las razones que tengan, y no reforestan (que allí sí hacen algunos vecinos anónimos con sus manos y herramientas). No es su prioridad, nunca la ha sido, puede que decorar jardineras de hormigón sí, pero eso no sustituye árboles.

Por esa razón hice este mapa, para demostrar y visibilizar, desde la experiencia, desde el día a día, como desde el 2008 a hoy, mejor dicho, a ayer, tenemos casi un millar de árboles menos en el pueblo, y eso que es una zona muy delimitada por los recorridos cotidianos. Si estos datos, son similares en otras zonas de este ayuntamiento, la crisis medioambiental es aún peor.

Los beneficios de los árboles son sabidos por todos y no me detendré en ello. Incluso hay estudios de que la hierba entre las baldosas reduce el calor de las ciudades y beneficia a los entornos, pero siempre mandan al barrendero de turno a arrancarlas. El ayuntamiento tiene los medios y el personal para llevar a cabo una reforestación masiva y prioritaria antes de que acabe su mandato. Nos estamos quedando sin árboles, es urgente actuar ya.

Augusto Metztli.

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