En el 2016 estando en Tepic Nayarit, íbamos por la calle paralela al río Mololoa y nos detuvimos en el cruce de las vía del tren, fue ahí que vimos por primera vez a personas migrantes procedentes en su mayoría de Centroamerica que esperaban el tren, no sé si al que llaman «La Bestia» pero también era de mercancías y viajaba rumbo al norte. Estaban pidiendo dinero a la gente que se detenía en dicho cruce. Después también vimos a mucha gente esperar el tren a un costado de las vías en la zona cercana al «Pájaro de fuego» de Mathias Goeritz en Guadalajara. Nos impresionó mucho.

Por ese entonces ya sabía perfectamente lo que sucedía y todo el movimiento migratorio que había, «La Bestia» era uno de los dramas más sonado fuera de México. Pero viviendo ahí no me había tocado verlo.

Contaba Leonila Vázquez (fundadora de Las Patronas) que volvía del mercado cuando la gente encaramada a La Bestia, le decía «Madre tenemos hambre», ella les compartió su comida. Y desde entonces no paró, 30 años después ha muerto con 89 años, pero el movimiento de «Las Patronas» queda.

Siempre me ha conmovido la historia de ellas, su constancia, su empatía, su devoción a la Guadalupe, materializar su afecto dando comida, agua, refugio, atención médica, cuidando a desconocidos y desconocidas que están de paso y que seguramente no volverán a ver.

Nota sobre la ilustración: Hecha a partir de una foto publicada en el artículo «Las patronas, una mano tendida» del Planeta Futuro para el País en febrero de 2015.

Augusto Metztli.

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