En un país con un gobierno de juguete, con un presidente de juguete como Mariano Rajoy, que le hace caso a una Unión Europea también de juguete, no podían ser menos los ETArras, ya que escenificaron una entrega de armas de juguete. Más cercano a un cotillón de carnaval que al armamento de una banda terrorista.
Hay más armas de destrucción masiva en la cocina de cualquier hogar, que en la mesa donde pusieron el «arsenal» precintado, que después guardaron en una caja. Todo esto firmado y confirmado por testigos y verificadores también de juguete. Ya no estamos ni para bromas ni para juguetes, lo único serio son los colectivos que en minoría luchan con pequeñas acciones para devolvernos la dignidad.
Augusto Metztli.

