Árbol diabético

Árbol diabético - internet

Tanto los farmacéuticos del hospital (los que sellan la receta de la doctora y le dan el «visto bueno») como los de la farmacia (los que tienen autorización para suministrar y vender las medicinas) siempre me preguntan con cara extraña por qué mi doctora me receta «tantas» tiras reactivas, para medir el azúcar en sangre de mi rutina diaria con diabetes.

Durante muchos años pude tener tiras de diferentes marcas, correspondientes al medidor que me daban, pero eso desde hace un tiempo ya no es posible. Tengo la suerte de poder usar dos máquinas iguales, una está siempre al lado de la cama, y la otra en el bolso, para llevarla a donde sea, siempre conmigo.

La respuesta a ¿por qué necesitas tantas tiras? no deja de sorprenderme, sobre todo, viniendo de profesionales que dudan de otra profesional. Si me pillan de buenas les digo que soy usuaria de bomba de insulina, y como suelen desconocer su funcionamiento exacto, dan por válida la respuesta, y si no, pues les respondo con otra pregunta, como buena gallega: ¿crees que me pincho por gusto o que me las como?

Pues no, me pincho los dedos antes y después de cada comida, o cuando me siento «rara» (glucémicamente hablando), es decir, 5 ó 7 veces al día (sin contar, en mi caso, los pinchazos cada 3 días, para hacer cambio de catéter).

Pero lo que realmente me molesta, en cuanto a las tiras reactivas, son dos cosas: 1º, que pagamos justos por pecadores, como en tantos otros asuntos, pues sé de much@s diabétic@s, sobre todo de tipo II, que se pinchan el dedo para competir con sus amiguetes a ver quién está mejor o peor, o que tienen sus máquinas sin estrenar con paquetes de tiras reactivas caducadas, motivo suficiente para que tomen un control farmacéutico; 2º, los que usamos las tiras pinchándonos en serio, es para tener el mejor control posible de nuestros niveles de azúcar en sangre, y así (dato importantísimo) evitar acabar en urgencias, con posibles ingresos hospitalarios. Al medirnos y ver si estamos alt@s o baj@s, sabemos lo que tenemos que hacer (gracias a nuestras educadoras en diabetes), nos sorprenda una hiper o hipoglucemia a las 3 de la tarde, o a las 3 de la mañana, pintando, paseando o durmiendo.

Así que, señor@s entendid@s de la materia, miren bien dónde hacen los recortes, porque a veces la tijera puede voltearse en contra de ese supuesto gasto que pretenden ahorrar. Déjennos celebrar el día mundial de la diabetes soñando con un árbol de dulces tiras reactivas que besa un cielo muy azul.

 Marthazul.

Augusto Metztli.

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