Los sin papeles se reúnen en varios grupos muy nutridos y merodean por el perímetro hasta que deciden saltar… Los subsaharianos, procedentes en su mayoría de Malí y algunos de Guinea Conakry, se acercaron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) pasadas las siete de la mañana, nada más saltar. A la llegada, entregaron los garfios con que se ayudan para sortear una valla con cuchillas y se descalzaron: sus zapatos llevan tornillos también para escalar con más eficacia. En el CETI fueron recibidos por otros compatriotas con sus clásicos gritos de ánimo: “Bosa, bosa, bosa (victoria, victoria)”. Uno de ellos fue hospitalizado porque tenía fractura abierta de tibia y peroné y precisará cirugía. Los demás procedieron a registrarse en el CETI,* donde destacaron tres nombres por todos conocidos: Melchor, Gaspar y Baltasar.
*Extraído del periódico el País, publicado el 30 de diciembre.
«Sin papeles» que «merodean» palabras vacías, violentas y condenatorias. Las fronteras me parecen un acto violento institucionalizado, y las palabras para referirse a ellos en la prensa y por los políticos, en ocasiones también lo son. Las fronteras lo único que generan es violencia en todos los ámbitos. Entonces alguien se preguntará: ¿Acaso hay que abrirles la puertas a todos? Sí.
Augusto Metztli.
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