Mi primera noción de la homosexualidad fue cuando tenía aproximadamente ocho años de edad; vivía en Estados Unidos con mi madre, y por casualidades de la vida, conocí a unas mujeres, de unos 30 años más o menos, que en efecto, eran lesbianas; eran nuestras vecinas y tenían dos perros a los que yo adoraba.
Claro que con mi mente ingenua e inocente de niña, a los ocho años sólo pensé que eran dos mejores amigas viviendo juntas, lo cual me parecía lo más normal del mundo; algunos meses después de conocerlas entendí todo, aunque jamás tuve claro por qué era algo que ocultaban del resto de la sociedad. Con el tiempo comprendí que tanto la comunidad, como la mayoría del mundo que habitábamos, veía la homosexualidad como una aberración. “¿Por qué? ¿Le hacían daño a alguien?”, fueron mis preguntas desde entonces.
Cuando era adolescente, llegué a vivir en un mundo totalmente diferente a cuando tenía ocho años. Ahora, residía con mi abuela paterna, mi tía y unos primos, en la bella ciudad de La Paz, Baja California Sur, en México. Trece, catorce, quince años, edades cruciales para mí, en las que aprendí más de la vida y tuve experiencias que jamás imaginé, todas ellas con personas que, como decían mis compañeros, eran “amanerados” o “machorras”. No me importaba, siempre vi a esta gente como simples seres humanos con quienes pasaba horas riendo y estudiando.
Siendo melómana como mis padres, en mis ratos libres escuchaba música “retro”, de la cual destaco a los Beatles, Elton John y Queen; al aprender más sobre estos cantantes, no tanto de su música sino de su historia personal, descubrí que Elton John y Freddie Mercury eran gays. No entendía cómo la sociedad condenaba tanto la homosexualidad en la gente que no era famosa, y en ellos no parecía algo tan controversial.
Siempre he intentado mantener contacto con mis viejas amistades. En La Paz tuve clases con personas que actualmente viven con sus parejas, sí, del mismo sexo. Uno de ellos “salió del armario” a los veinte años, incluso después de tener novias en su adolescencia; actualmente es locutor de radio y es muy feliz con su vida, por lo visto en todos los sentidos.
Noto que en el mundo hay más personas reconociendo y aceptando su orientación sexual, y también hay una cantidad decepcionante de personas e instituciones que desaprueban esto por completo. Así, ha habido marchas y constantes luchas por los derechos humanos, y hay más personas famosas y no famosas, que “agarran el toro por los cuernos” y deciden admitir públicamente, “Soy homosexual”.
Texto: Marina Muñoz Zamudio.
Ilustración Augusto Metztli.
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