Mientras los sahuaros crecen

Para ir de casa de mi abuela materna a la FIL de Guadalajara, debía caminar rumbo a la Plaza Fiesta Arboledas, el centro comercial que se ha convertido en un espacio de referencia barrial. Poco antes de llegar a uno de sus ingresos laterales, en la esquina, hay un callejón con los contadores de luz de los locales, ahí en una jardinera de una de las casas de al lado, crecen y crecen unos preciosos sahuaros, cada vez que voy noto muchísimo cómo van ganando altura.

En la FIL pude hablar con mucha gente que ejerce el oficio dentro de la industria editorial mexicana, en la ilustración u otras profesiones relacionadas, que vivió y padeció las políticas de AMLO y ahora las de Claudia Sheinbaum. Siempre he vivido agradecido de que exista el FCE (Fondo de Cultura Económica) porque gracias a eso hemos tenido acceso, con precios asequibles, a libros maravillosos, de autores locales y de otros países. Según me dijeron, la 4T la ha dejado muy tocada, no pagan bien a las autoras y sus publicaciones han perdido calidad. Yo aquí en España siempre que surgía la ocasión ponía al FCE de ejemplo y referente de cómo un país puede acercar la cultura a la gente con políticas públicas. Seguiré haciéndolo pero matizando.

También pensaba y decía que los programas del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) eran una referencia del «buen hacer» de un gobierno para apoyar a sus creadores y creadoras, y de nuevo me comentaron todo lo que ha sucedido en estos años y que ha impactado en su credibilidad y eficiencia. Hay retraso en los pagos, hay menos becas y apoyos que en otras épocas.

Y por último otra decepción fue saber que «Artes de México», una editorial que me gusta mucho y que también considero referencia de la difusión del arte y saberes «originarios», tampoco funciona bien, e igualmente no paga como es debido a sus autoras y no les hace partícipe de sus éxitos editoriales.

En la distancia y desde lejos, podemos ganar perspectiva en muchas cosas, pero en otras al no vivir el día a día, la perdemos e idealizamos. Me gustó poder conocer de primera mano lo que pasa en México en esos sectores culturales y que, pese a las dificultades y las trabas que pueden poner los sucesivos gobiernos o las instituciones, la gente sigue adelante con su vocación e intentando abrirse camino.

Después de la FIL volvía a prisa porque allá oscurece pronto en invierno y la gente cercana me decía que mejor no andar por ahí de noche (cosa que cuando vivía por ahí tampoco pasaba), miraba los sahuaros, el carrito del señor que vende cocos que estaciona ahí junto a ellos, y a unos pasos más estaba la casa de mi abuela. Y sí oscurece pronto, pero amanece muy temprano, para seguir intentando.

Augusto Metztli.

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