
Los Guerreros buscadores, un colectivo de padres, madres y familiares de desaparecidos, acudieron al lugar llamado Rancho Izaguirre en Teuchitlán en Jalisco, a partir de recibir varias llamadas anónimas alertándoles de que ahí podrían encontrar restos de personas.
Con su gran experiencia buscando y localizando fosas, se dieron cuenta de que había zonas del terreno con tierra removida, se pusieron a buscar y fueron encontrando huesos humanos calcinados. También encontraron cientos de zapatos y tenis, mochilas, casquillos, cartuchos, camas, y listas con sobrenombres.
Hacía poco tiempo las autoridades locales y federales ya habían estado ahí y no encontraron nada de lo que Los Guerreros buscadores sí. Han publicado en muchos medios de comunicación la comparación del Rancho Izaguirre con el campo de concentración y exterminio Nazi de Auschwitz. Me parece muy desafortunado, no es necesario comparar un horror con otro horror, incluso me parece que es desviar la atención, el debate y el camino.
Esa violencia, es nuestra, la vimos crecer, estuvimos ahí y no hicimos nada o muy poco. En 1990, siendo niño, nos mudamos al Sauz (viviendas de protección oficial) en Guadalajara, día tras día todo se iba descomponiendo, había gente traficando, robando, consumiendo, violentando. Se comenzaban a formar las pandillas, las rivalidades y los enfrentamientos violentos, cada cierto tiempo se escuchaban los disparos, gente gritando, la policía o pandilleros persiguiéndose unos a otros, saltando por los patios y viviendas de los pisos de abajo. Más tarde, había gente de la que no sabías más nada, después te enterabas que estaban presos, o heridos en el hospital, o intentando cruzar la frontera, o ya migrados y mandando dinero desde los Ángeles. Tiroteos en las escuelas, zonas por las que mejor era no caminar, salir con miedo. Hasta que me fui, nos fuimos y no volvimos. En menos de 15 años ese lugar, al que la policía procuraba no entrar, se fue calmando, porque mucha gente había muerto o había emigrado o estaba en la cárcel.
Ahí, los vecinos y vecinas nos cuidábamos y ayudábamos los unos a los otros, gracias a eso nunca nos pasó nada, o casi nada. Porque donde brota la violencia, también brota la bondad. Como «Los Guerreros buscadores», «Las Rastreadoras», «Buscadores del fuerte» o «Las Patronas», que acompañan, intentan, hacen y resuelven.
Augusto Metztli.
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Un comentario en “La violencia del Rancho Izaguirre Teuchitlán es made in México”