«La firma de hipotecas se dispara a máximos en 14 años por la crisis de la vivienda y la bajada del euríbor». Tras leer este titular pienso, como es lógico, que es una buena noticia para el sector inmobiliario, el bancario, la economía en general y, por supuesto, para los firmantes y futuros nuevos propietarios de una vivienda -tras 20, 30 o 40 años de cuotas-.

Más allá de los datos que arroja el artículo en cuestión la realidad es que el acceso a una vivienda es un problema cada vez más preocupante en España. Además, encontrar un piso de alquiler puede ser un drama de dimensiones operísticas. Y es que el ladrillo sigue siendo un activo con el que especular.

Es un error, en mi opinión, centrar las estadísticas en las familias. Si hay familias, parejas sin hijos, etc., que no pueden hipotecarse, cabe preguntarse qué pasa con las personas que viven solas y, en consecuencia, deben asumir la totalidad de los gastos en vivienda, servicios, alimentación y demás. La cuestión es que no sólo los precios -tanto de la vivienda en venta como en alquiler- están por las nubes, sino que los salarios -el SMI, evidentemente, pero también el salario medio- continúan siendo bajos.

La vivienda digna, un derecho amparado en la Constitución, acaba siendo para muchos un sueño que se diluye y cuyas posibilidades de materialización desaparecen.

Fernando Prado.

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