Hay personas que tienen el don de caminar sobre las aguas, de desplazarse de un lugar a otro levitando; personas que viven elevadas a la máxima potencia de sí mismas, pertenecientes a otra humanidad o descendientes directas de las más poderosas deidades. Eso dicen.
Yo, sin embargo, pienso que todos defecamos por el mismo agujero y compartimos las mismas miserias. El ego, al fin y al cabo, es la mierda convertida en el abono que nos hace crecer hacia ninguna parte, el opio que nos hace creer en el milagro de la transustanciación.
Fernando Prado.