La actitud del futbolista Gerard Piqué con la Guardia Urbana de Barcelona es la típica del macho adinerado que está acostumbrado a conseguir todo sin que nadie le levante la voz ni le lleve la contraria. No sé si las personas de sangre latina llevamos en nuestros genes la chulería y la prepotencia, quizás esa sea nuestra perdición. Siempre se ha dicho que por la boca muere el pez, aunque yo no estoy tan seguro. Este es un país de Piqués; machos y clasistas que no toleran que un puto policía o agente de movilidad -¿recuerdan el show protagonizado por Esperanza, la prófuga?- los multe porque ellos -y ellas- están por encima de todo. Son dioses.
Fernando Prado.
Ufff Muy lamentablemente estos “personajes” se reproducen en todo el planeta. Se creen dioses. Tienen los pies de barro.
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