Las frutas son generosas, bellas, pequeños espectáculos sensitivos, son la gran caricia materializada por las casualidades y causalidades de las variaciones del mundo con el universo. Como si de frutas cuánticas se tratara.
Llenan nuestra vista con sus formas y colores, estremecen nuestro tacto con sus múltiples texturas, inundan nuestro olfato con sus aromas, le cantan a nuestros oídos con los sonidos que hacemos al morderlas, y lo mejor de lo mejor: nos llenan de sabores, de vitaminas y de vida, en el momento preciso que nos hacen falta.
Augusto Metztli.
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