Cuando escucho hablar a Isabel Díaz Ayuso me asalta la imagen de Linda Blair, la niña que protagonizó la película El exorcista -bajo la dirección de William Friedkin-, vomitando ese pastoso líquido verde al rostro del padre Damien. Es algo recurrente, casi inevitable.
La presidenta de la Comunidad de Madrid disuelve el gobierno y convoca elecciones anticipadas para el 4 de mayo. Dice que lo hace “en contra de su voluntad, por responsabilidad”, después de la moción de censura presentada por PSOE y Cs en Murcia, y porque no puede permitir que Madrid pierda su libertad.
En pocos días hemos presenciado movimientos inesperados y hemos escuchado una cantidad impresionante de sandeces. Ayuso es un personaje cruel cuyos intereses son única y exclusivamente personales. Llega el momento, ahora sí, en que IDA se quita la máscara definitivamente y sin ningún tipo de complejos para mostrarse tal como es: fascista hasta la médula. Sabe que tiene padrinos dentro de su partido y a los gorilas de VOX, por si hicieran falta a la hora de sumar votos o de utilizar la violencia más allá de las palabras.
En las próximas semanas veremos a una Ayuso inspirada, venida arriba por Madrid y por España, una, grande y libre. Habrá que esperar hasta el 4 de mayo para saber si la jugada le sale redonda o, por el contrario, acaba ahogada en su propio vómito.
Fernando Prado.
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