Que la savia negra dé mucha vida

Leí en el muro de facebook de mi amiga Laura Álvarez lo siguiente: «Tu cuerpo es tu tierra. Decide lo que siembras en él» de Hermelinda Tiburcio. Siempre postea cosas muy chulas, a veces muy oportunas. Porque hace tiempo que le daba vueltas a la tierra, a entenderla y comprender el proceso de todo aquello que le crece, que cuida, arropa y alimenta. Por lo menos acercarme un poco, reflexionar, mirarla con atención y estar atento a lo que sucede. Y de repente leo eso, es un camino más.

Algo que sin duda te acerca a ella, es la materia orgánica que procede de lo que comemos, su descomposición por múltiples factores y su «recomposición» en tierra, en saludable tierra negra. Gracias a otra amiga descubrí un proyecto mexicano, de Guadalajara, que se llama «Savia negra», el nombre es brutal, en dos palabras define la vida entera. Brenda y su hermana, iniciaron una aventura empresarial en plena pandemia, fabricar composteros de barro para uso doméstico. Los composteros y su funcionamiento ya los había escuchado y visto, hace años que aquí en el pueblo el ayuntamiento los ha implanatdo por zonas, pero no consiguen afianzarse. Si vives dentro de la ciudad, es complicado que en un apartamento o estudio pequeño puedas compostar. Lo estamos intentando, por lo menos a manera simbólica y como experimento.

Le pedí ayuda a Brenda de «Savia negra«. Los miles de kilómetros hacen imposible tener sus composteros, pero improvisamos, y con su asesoría parece que lo vamos a conseguir. Pero todo esto de la tierra, me recordó a la muerte de mi gran amigo Cartulino, lo enterramos en un lugar tranquilo. Unos días previos a que la OMS declarara la pandemia mundial por el Covid, le dejamos un ramito de mimosas de un sitio que le gustaba ir, y una ramita de carballo con su coquito, de otro sitio que también le gustaba. Se lo dejamos ahí. De un día para otro, llegó el confinamiento de más de tres meses. Cuando volvimos a visitar a Cartulino, vimos que un pequeño carballo crecía en ese sitio. No lo sembramos nosotros, no tenemos idea de cómo pudo suceder. Casi un año después ahí sigue.

Lo que me llevó a pensar en un par de frases hechas que se dicen aquí a los familiares y amigos de alguien que muere: «Descanse en paz» o «Que la tierra le sea leve», con ninguna de las dos me siento cómodo ni identificado, mucho menos con «Te acompaño en el sentimiento» o «Dios lo tenga en su gloria». Pensé qué me gustaría que me desearan cuando muera. Y casi lo tengo, sería algo así como:

«Que tu muerte dé mucha vida» como la savia negra.

Augusto Metztli.

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