
Un pequeño dron de menos de dos kilos ha conseguido el primer vuelo autopropulsado en otro planeta. El Ingenuity -así se llama el cacharro- realizó un trayecto de 40 segundos de duración y alcanzó una altura de 3 metros sobre la superficie de Marte. El aparato, pilotado por Havard Grip desde el centro de control del Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California, tiene previsto otros cuatro vuelos en los próximos 31 días. La NASA consigue así llevar a cabo un vuelo controlado en la superficie de otro planeta por primera vez en la historia de la humanidad.
Aquí, un barco se atasca en el canal de Suez y colapsa el comercio global. El factor humano. Tanta gente moviéndose por todas partes 24 horas al día, transportando mercancías por tierra, mar y aire, construyendo edificios, extrayendo minerales de las entrañas del planeta, recogiendo fresas, amasando pan, fabricando todo tipo de productos, llamando por teléfono, fornicando, leyendo el periódico, rezando a uno de los numerosos dioses o a varios a la vez, adjudicando contratos públicos a dedo, comprando cosas que no necesitan, desviando dinero a paraísos fiscales, traficando con personas, en fin, todo eso que se suele hacer a diario; no sé, algo tiene que salir mal de vez en cuando. El factor humano.
Por eso me fascina la carrera espacial, no solo porque todo parece ciencia ficción, sino porque en unos cuantos años un puñado de personas ha conseguido cosas asombrosas. Puede que tengamos la percepción de que nada de eso cambiará nuestras vidas, pero hace poco más de 100 años los hermanos Wright consiguieron el primer vuelo con motor de la historia.
Ingenio es la facultad del ser humano para discurrir o inventar con prontitud y facilidad. Sigamos soñando.
Fernando Prado.
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