
“Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de Europa” fueron las palabras de Alberto Fernández, presidente de Argentina. Las dijo en una comparecencia de prensa junto a Pedro Sánchez, presidente de España.
La frase es imprecisa, clasista, mal citada, xenófoba y racista. Tal como son nuestras sociedades latinoamericanas.
Ser conscientes de nuestra identidad y origen es imprescindible. Somos porque fueron, somos animales culturales, nuestro acervo es lo que nos permite seguir vivos, ignorarlo es lo que nos hace destruir el planeta tierra y todo lo que lo habita. Pensando en ello, busqué si exisitía una palabra que definiera al continente americano, que no fuera en español, ni en otro idioma colonialista y la encontré: Abya Yala o también Abia Yala, es el nombre que dan los Kunas a lo que hoy se conoce como América y puede significar tierra madura, tierra de sangre.
Cuando alguien en su imaginario afirma que sus antepasados llegaron a la tierra que habita, exclusivamente en barco desde Europa, hace desaparecer unos cuantos milenios de historia de su propio pueblo. Es así, tenemos un complejo racial, con el que luchamos todo el tiempo. Es una aspiración de clase, mientras más dinero y más poder tiene alguien que habita Abia Yala, resulta proporcional a su blancura de piel, a sus rasgos europeos.
Los primero barcos que llegaron de Europa trajeron enfermedades y saqueadores, un poco después de exterminar a la población local, trajeron esclavos africanos para sustituirles. Los últimos barcos que llegaron de Europa, trajeron inmigrantes hambrientos, desempleados, exiliados, gente aventurera, curiosa y más saqueadores. Pero siempre estuvieron ahí, los pueblos originarios.
Hay algunos datos muy curiosos sobre los habitantes de Abia Yala de antes de 1492 dC, cuando Colón emprendió su viaje de saqueo, en lo que hoy llaman América había más habitantes que los que había en Europa. Una de las ciudades más habitadas del mundo y con infraestructuras similares a las de hoy, era Tenochtitlán, la ingenieria genética agrícola más avanzada hasta ese momento la hacían los Incas y los pueblos nahuas con el maíz. Lo supuestamente «salvaje de el nuevo mundo», no era así, era naturaleza moldeada por la gente que la habitaba a lo largo y ancho del continente.
Las y los europeos que llegaron a Argentina en barco, fueron muchos, pero no eran todos.
Augusto Metztli.
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