
Durante casi dos años continuados Marthazul y yo pintamos murales en los pasillos y habitaciones del CHUS, así le llaman al hospital de Santiago de Compostela en Galicia. Por lo que sin ser personal sanitario, pudimos conocer muy de cerca el funcionamiento del hospital, en concreto del área de pediatría y neonatos. Algo que nos llamó la atención es la cuantiosa generación de residuos que día a día vierten, el enorme desperdicio de comida, la mala calidad de los alimentos, lo poco nutritiva y natural de las dietas de los y las pacientes.
Ahora después de dos años de pandemia, el uso de la mascarillas y guantes, hizo que aquellos residuos sanitarios los encuentres en cualquier esquina o rincón de la ciudad.
Desde que conozco a Marthazul, he convivido con su «diabetes», ella ha compartido sus experiencias en varios post aquí en Boreal y en su propio blog. Siguiendo la línea de generación de residuos, nos hemos encontrado que la nueva bomba de insulina y sensor, llamada «Tamdem» va a peor. Sobre dicho dispostivo se dicen maravillas, que es lo mejor de lo mejor. Pero después de ver cómo funciona, llegué – llegamos a varias conclusiones.
No es tan maravillosa, por muchas razones, pero solo explicaré la de generación de residuos. Comparando una bomba de insulina que es más o menos igual desde el 2008, con la nueva «Tandem», se ha retrocedido mucho en la cantidad de desechos que se requieren para que funcione. Mientras la de hace un década, requiere piezas que se utilizan para siempre, como el pinchador, u otras que duran más tiempo como el reservorio. La Tandem no, los pinchadores son de un solo uso y los reservorios desperdician mucha insulina, como 30% de insulina por cada bolígrafo. Para quién desconoce estos equipos, las apreciaciones que hago serán ajenas. Pero son un claro ejemplo de cómo la medicina moderna no tiene en consideración el cambio climático.
He revisado medicamentos que puedes comprar en la farmacia, y en los envoltorios de cartón no hay ningún sello de que sean de procedencia de bosques sostenibles o si se obtuvo por medio del reciclaje.
Mientras muchos sectores y ámbitos de la sociedad intentan reducir residuos, reutilizar materiales, repensar sus productos y procedimientos para que sean más respetuosos con el medio ambiente, la industria farmaceútica, hace lo opuesto. Generar más residuos, no repensar sus procedimientos y no implicarse en el cuidado de la naturaleza, que paradójicamente influye en nuestra salud.
Medicar destruyendo el medio ambiente.
Augusto Metztli.
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