Durante los años de crecimiento económico y alucinógenos, España se llenó de inmigrantes procedentes de Latinoamérica, África o Europa del este. Vinieron a trabajar, a buscar un futuro mejor para ellos y sus familias, y no a robar y a aprovecharse de los recursos del rico y próspero Estado español. Pero el globo se desinfló y ahora muchos se dan cuenta de que a los ladrones los teníamos en casa, tomaban el café en el bar de la esquina y hasta eran de los que recogían la mierda del perro cuando lo sacaban a pasear.
Los inmigrantes aportaron nada menos que el 30% de la riqueza producida en España.
Un país sin inmigrantes es un país más pobre en todos los sentidos. No debería importar de dónde venimos, sino hacia dónde vamos.
Fernando Prado.