Cuando los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell (del Roslin Institute de Edimburgo, Escocia) crearon a la oveja Dolly, allá por el año 1996, generaron un debate ético que se ha mantenido hasta nuestros días. El hombre jugaba a ser dios y para muchos eso era imperdonable.
Un tribunal federal de Apelaciones de Estados Unidos ha dictaminado que el método para clonar animales a partir de células adultas (transferencia nuclear celular somática) se puede patentar (patente que ya posee el Roslin Institute) pero los animales resultantes de dichas clonaciones no.
¿Se puede patentar un ser vivo? ¿Un ser vivo es un producto?
Para mi están más que claros los intereses de obtener la patente sobre los animales clonados. ¿Y para ti?
El debate continúa.
Fernando Prado.
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