Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos cada vez se parecen más a un juego de ping pong. Tras un cruce de acusaciones o declaraciones llenas de solemnidad, patriotismo y testosterona se suceden revocaciones de visados a altos funcionarios venezolanos o expulsión de diplomáticos americanos. Un juego sin fin. Una de esas relaciones en la que los protagonistas no se soportan pero se necesitan y complementan: Estados Unidos compra petróleo a Venezuela, Venezuela compra gasolina a Estados Unidos.
Fernando Prado.
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