Atar un oso a una farola es algo de lo más normal; después de todo ¿qué diferencia hay entre un oso y un perro, por ejemplo? De la misma manera que dejas tu perro atado a una farola o a una papelera cuando entras en la panadería o en correos, un domador dejó atado su oso en una farola -habían contratado al animal y al oso para participar en un pasacalles de la fiesta de Moros y Cristianos de la localidad de Càrcer (Valencia)- mientras se tomaba unas cañas en el bar.
Parece un chiste, pero no hace gracia.
Fernando Prado.