“Miles de lunas pasaron, el tiempo se escurrió, y sus ojos se le llenaron de amaneceres… Iba entre flores y el deseo, cubierto de mariposas en la piel, el aura iluminaba el río, nunca dejes de amar, nos decía el Chamán… Sigue lloviendo… Mano con mano, hasta el final, como los árboles que mueren de pie…” Fher Olvera.
Todo eso era poesía que brotaba desde una terraza frente al mar, con su íntima sinfonía de azules, con versos, corazón, y voz. Desde hace un tiempo ya no lo veo así.
Marthazul.