Mi casa, mi madre, mi coche, mi abuela, mi habitación, mi novia, mi moto, mi hermana, mi perro, mi esposa, mi todo.
Mi egoísmo, mi chulería, mi prepotencia, mi fuerza, mi abuso, mi violencia, mi debilidad, mi odio, mi poder, mi no poder.
Mi creer que todo es mío, y que mi mundo se mueve a mi antojo.
Sin respeto, sin modales, sin atención, sin sensibilidad, sin educación, sin criterio, sin nada.
Porque sí, porque le da la gana, porque se cree más fuerte, porque hay que hacer lo que él diga, cuando lo diga, y como lo diga.
Pequeños grandes dictadores crecen y explotan en cualquier casa, dañando e hiriendo a las mujeres que más dicen querer.
¿Cuándo podremos detener esto? ¿Cuándo nos respetarán? ¿Cuándo se acabarán las superioridades de género? ¿Cuándo algunos dejarán de creerse superiores por mear de pie?
Las mujeres no somos propiedad de nadie, somos de nosotras mismas, igual que los hombres. Solo que algunos se creen que somos de su propiedad como cualquier objeto, que se produce en serie, que se transporta, que se vende, que se compra, que se usa, se golpea, se violenta, se rompe, y se cambia por otra, como una camisa arrugada y recién planchada.
Texto: Marthazul.
Ilustración: Augusto Metztli.
*¿NOS APOYAS CON 2$, 5$ ó 10$ al mes? Llevamos más de dos años ilustrando la actualidad, queremos dar un nuevo salto en nuestro proyecto y comenzar a recibir un pago mensual por lo que hacemos. Nuestra primera meta son 100$ al mes a repartir proporcionalmente entre lxs ilustradorxs que hacemos Boreal semana a semana. GRACIAS