Estando las cosas como están, creo que a nadie se le ocurre pensar que Pablo Iglesias es el líder de la oposición y que su partido es el único protagonista de todo el tablero político capaz de liderar una alternativa al bipartidismo. Me refiero a nadie sensato.
Todos sabemos que Iglesias y su partido están en el punto de mira y que algunos medios de comunicación los están linchando de una manera escandalosa, dispuestos a buscarle las cinco patas al gato, sobre todo desde que se sabe que algunos de sus miembros han asesorado al gobierno venezolano -entre otros-.
El éxito de Podemos radica en el hartazgo ciudadano y en haber sabido crear un producto que se vende como caramelos. Se lo han currado. Pero puede que debido a ese éxito también se le hayan subido los humos y estén pecando de soberbios.
Tic-tac, tic-tac. Ha comenzado la cuenta atrás, nos dice Pablo Iglesias; los días de Mariano Rajoy en la Moncloa están contados. Ojalá eso sea cierto, y ojalá que los ciudadanos seamos lo suficientemente inteligentes para votar por el cambio y que el próximo inquilino de la Moncloa sea un ciudadano más y no un super hombre ni un líder mesiánico.
Fernando Prado.