Cuando pensábamos que Europa había avanzado en derechos sociales, en igualdad, en tolerancia y en respeto hacia las personas con una orientación sexual «diferente», ahora resulta que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea cree que los homosexuales pueden ser excluidos de donar sangre y que cada país miembro puede prohibirlo o no, según estime conveniente. Francia, Alemania, Dinamarca, Bélgica o Noruega son algunos de los países -y no son precisamente pocos- en los que no se permite a los homosexuales hacer donaciones. En España, milagrosamente, no hay restricciones.
Esto es sin duda un problema social, cultural y político, una clara regresión y discriminación.
Fernando Prado.
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Boreal 
Es doloroso comprobar cómo el sueño de Europa, imaginado por Erasmo o Goethe (por mencionar algún ejemplo), ha degenerado en esta pesadilla de exclusión, de homofobia, de mataderos como Lampedusa, de concertinas en Melilla,… que nos concierne a todos. La idea de Progreso parece tener una gran frontera, como ilustráis aquí (¡seguid así!), y que organismos como Amnistía Internacional no se cansan de denunciar. Y los gobiernos, de silenciar.
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