El silencio, el sosiego y la contemplación, aquí y ahora en Vilagarcía de Arousa, son tres bienes despreciados. Seis meses de una obra absurda, ruidosa hasta el cansancio, y con un proyecto idiota y sin sentido (garantizo que en meses se notará el desastroso proyecto del todopoderoso arquitecto del concello). Por fin terminaron «La plaza España (una, grande y libre)». En el camino también terminaron con algunos cuantos árboles, uno de ellos con más de 100 años, algunos camelios y con la identidad de una plaza muy peculiar, que se convirtió en la prolongación de más baldosas. Dicen que puedes cruzar Vilagarcía de Arousa de baldosa en baldosa (algunas traídas de Portugal) sin pasar bajo la sombra de un árbol.
El 7 de agosto, habrá una fiesta de reinauguración de la plaza, es una iniciativa de los vecinos. La respeto, pero no la comparto. Yo en lugar de celebrar, propondría un día de luto, en recuerdo de: la tranquilidad, la contemplación, lxs yonkis, lxs abueliñxs, y lxs desempleadxs que se posaban en los alrededores de la fuente y de los jardines. Luto por los árboles, por los hermosos charcos que se formaban, la maravillosa arcilla y Divina con sus coloridos calcetines sentada frente a la iglesia.
Pero algo que sigo sin entender, es la falta de congruencia, la no contundencia de los actos, el no plantarse. Todos se quejaban por algo: Los comerciantes por el dinero que perdían, los católicos porque la obra entorpecía sus ritos y les ensuciaba sus trajes de domingo, y algunos vecinos por la vida contemplativa que nos arrebataban. ¿Todo termina y se hace una fiesta?
Esto de la plaza es una chorrada, es insignificante, pero la vida «tamaño plaza» se repite «tamaño pueblo», «tamaño país». Por eso siempre nos la «meten doblada». Porque cuando se acaba la indignación, llegan los chupitos, los hinchables, las gaitas y todos aplauden. Algarabía ruidosa, molesta e insana, para seguir molestando.
Nos vemos pa’ la próxima indignación.
¡Qué vivan los charcos de la plaza España – una, grande y libre!
Augusto Metztli.