Tengo la certeza de que en nuestros ciclos hay poder, en nuestra sincronía con la naturaleza. Sino lo hubiese, nadie (secuaces de don patriarcado) se habría tomado la molestia de desconectarnos de ellos, de inventarnos falsos lazos con personajes inverosímiles por los cuales sustituir a la naturaleza sagrada que nosotrxs mismxs éramos-somos. Nadie se toma tantas molestias para nada: en nuestros ciclos, en el conocimiento de nosotrxs mismxs hay poder, poder personal.
Recuperar-nos pasa, necesariamente, por observarnos, conocernos, descubrirnos, organizarnos, tomar decisiones con conocimiento de lo que nos pasa, de lo que viene, de en dónde estamos en este momento y hacia dónde nos dirigimos.
Tener muy claro que lo que hoy sentimos como desgano, apatía y hastío, mañana será energía, ímpetu, germen; que el deseo de soledad que en un momento nos inunda dentro de poco será fiesta, baile, juego; cruzar la oscuridad sabiendo que nos dirigimos hacia un momento más luminoso del cual resurgiremos renovadas, lozanas, briosas, ¡listas para comernos el mundo a bocados!
Ser conscientes de que la cueva no durará para siempre y que los momentos de energía volverán con el nuevo ciclo.
Saber que no estamos descompuestas, que estos altos y bajos son el movimiento natural de la vida misma: de las mareas, de la luna, de las estaciones, de la Tierra…
Saber que todo lo que se exige de nosotras, de nuestro desempeño en cualquier ámbito de la vida, no es más que una forma patriarcal de someternos y nada tiene que ver con nosotras, con lo que cada una es. Ver que no somos nosotras las desfasadas, sino todos esos mandatos culturales que en algún momento asumimos como propios.
Ir conociendo nuestros ciclos, ir reconociendo-nos, regresar de a poco a lo que éramos antes de la educación, de la iglesia y las interminables normas sociales, volver a SER. Y con ese conocimiento, con ese saber de nosotras, movernos cada vez con más confianza, con mayor seguridad y, un paso a la vez, acomodarnos la vida de acuerdo a nuestras necesidades y posibilidades de cada momento.
Vivir este proceso de re-conexión puede que no sea del todo sencillo, mas vale el esfuerzo si lo caminamos con la certeza de que, a través de él, recuperamos mucho de nuestro poder personal, ese que nos pertenece.
Ana Matricia.