Una vez más Galicia entera arde.

Podemos culpar con menor o mayor acierto al huracán Ophelia, a las altas temperaturas y los fuertes vientos, a Núñez Feijóo, a todos los gobiernos de la Xunta, a la falta de medios, al reciente despido de más de cuatrocientos brigadistas, a intereses económicos, al mal estado de conservación de los montes, a los pirómanos, a las empresas de extinción de incendios, a la sustitución de especies autóctonas por otras más rentables como el eucalipto, al cambio climático.

Es imprescindible determinar las causas exactas de los últimos incendios y poner a los culpables a disposición judicial. No es una exageración. Han muerto cuatro personas, se han quemado miles de hectáreas. Hay mucho por hacer a nivel político, judicial, legislativo e incluso social.

Hace unos años, durante uno de los veranos más negros que se recuerdan, escuché una frase que fue como una bofetada: “hai moito monte”. Había humo por todas partes, llovía ceniza. Contra este pensamiento es muy difícil luchar.

No se puede romper el círculo vicioso y la tradición de los incendios en Galicia mientras haya gente insensible, incapaz de dar valor al medio en el que vive, respetarlo y defenderlo.

Fernando Prado.

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