Hace años paseando por la playa de Vilagarcía de Arousa, Marta y yo vimos una ramita en medio de la nada, de esas semillas valientes que gracias al aire, crecen ahí donde no te lo imaginas. No teníamos esperanza de que ese plátano creciera, porque al grueso de la población de por aquí le apasiona destruir la naturaleza o incluso el mismo ayuntamiento que tiene vocación taladora. Pero contra todo pronóstico, sobrevivió, seguramente pasó inadvertido, y esa fue su fortaleza.

Era mi árbol favorito de todo el pueblo, ese pequeño plátano que creció ahí en medio del arenal de la playa Compostela, y que lo vimos desde que era una ramita con un puñado de hojas, nos enternecía y lo visitábamos siempre que podíamos, tenemos muchas fotos y recuerdos de él. Con los años se convirtió en un árbol joven, con muchas hojas y medio despeinado, estaba ligeramente inclinado por los vientos del Atlántico. El jueves 11 de julio de 2019 lo encontramos roto, como si lo hubieran machacado con violencia hasta trozarlo, sospechamos que fue en la noche de san Juan o de san Pedro, incluso creemos que acabó en algunas de las hogueras. A muy poca gente le importaba ese árbol, y casi nadie lo recuerda.

Que ya no esté me entristece… Y a mí, sí me importaba.

Ilustración: Marthazul.

Texto: Augusto Metztli.

*¿NOS APOYAS CON 2$, 5$ ó 10$ al mes? Llevamos más de cuatro años ilustrando la actualidad, queremos dar un nuevo salto en nuestro proyecto y comenzar a recibir un pago mensual por lo que hacemos. Nuestra primera meta son 100$ al mes a repartir proporcionalmente entre lxs ilustradorxs que hacemos Boreal semana a semana. GRACIAS