María Luisa dice ser “una mujer íntegra, de valores”. Me parece bien. Al fin y al cabo, todos somos en mayor o menor medida personas con una cierta integridad y con unos valores más o menos valiosos o cuestionables. Incluso los terroristas, los asesinos o los violadores tienen principios. Cuando miramos a través de la lente de un microscopio podemos horrorizarnos con lo que vemos o, por el contrario, maravillarnos. La óptica es la rama de física que estudia las leyes y los fenómenos de la luz. Es decir, la luz es esencial para que podamos ver. No se trata de cuán precisos sean los instrumentos que fabricamos y que nos permiten desvelar los secretos de la vida microscópica, sino de saber interpretar y comprender lo que vemos. Gracias a la óptica aplicada a la medicina se pueden corregir las deficiencias visuales o curar enfermedades relativas al ojo.
María Luisa era una de las personas que se manifestaron el pasado 11 de mayo en la calle Núñez de Balboa de Madrid para pedir la dimisión del Gobierno, obviando todas las recomendaciones sanitarias -ahí están los vídeos-. Lo de manifestarse también me parece bien, es un derecho fundamental de cualquier democracia. Afortunadamente, no debe existir un pensamiento único impuesto por un ególatra a punta de fusil y represión y todo lo demás que seguro que nos suena de algo -o no-, y puesto que no vivimos en Corea del Norte podemos ejercer nuestro derecho a la manifestación. Faltaría más. Discrepar es natural y sano, de lo contrario todo sería muy aburrido. No sé si logro comprender a qué se debe exactamente la incomodidad de aquellas personas. Quizás sea una cuestión de óptica.
María Luisa parece estar convencida de que España va camino de convertirse en un país bolivariano, chavista. Por eso salió a la calle a golpear una cacerola. Fantastisk! Como ciudadanos responsables debemos saber canalizar nuestra frustración, incomodidad, rabia, indignación, precariedad o lo que sea y organizarnos de manera que nuestro mensaje como movimiento -si es que hay alguno- llegue de la manera más clara posible a los políticos y a todo ese gentío que nos representa.
María Luisa es la presidenta del Movimiento de Resitencia Democrática y considera que el proyecto político del Gobierno de coalición es claramente comunista y totalitario. Les recomiendo encarecidamente que visiten la web del movimiento. Advertencia: puede resultar inquietante o herir sensibilidades.
Todo esto es un poco raro. El personal sanitario trabajando hasta la extenuación, los fallecidos en la soledad de una habitación de hospital, los que no pudieron despedirse de sus seres queridos, los cadáveres en las morgues improvisadas, las consecuencias de los recortes en sanidad, las muchas familias que están teniendo serias dificultades y carencias, el confinamiento, las colas, el miedo y la paranoia, los aplausos de las ocho, Fernando Simón, Yolanda Díaz, la recuperación de espacios por parte de la naturaleza, la reducción significativa de los niveles de contaminación, las empresas que no podrán continuar con su actividad, los replanteamientos obligatorios, las mujeres maltratadas en sus casas convertidas en prisiones, las infraviviendas, la vida a través de una pantalla, las videollamadas, el teletrabajo, las clases online, la enésima devaluación del valor de la cultura, la desinfección, la desafección, la sensiblería, los muertos -siempre hay que volver a ellos-, los menores en la calle y los inmigrantes en situación irregular, la esclavitud de los temporeros, las mascarillas, los guantes, los geles, el lavado de manos, los pisos de Ayuso, Trump, Bolsonaro, Maduro, la OMS, los chinos y los pangolines, las fronteras de nuevo visibles, los impagos de los alquileres y de los recibos de suministros, las colas del hambre y el hambre de los que aún resisten sin tener que hacer una cola para comer, la incertidumbre, el mañana. Mientras tanto, y perdonen ustedes si les ofendo, que un señor se paseé en un Mercedes descapotable pidiendo a gritos la dimisión del Gobierno a través de un megáfono y exigiendo libertad no me hace ni una pizca de gracia.
No sé ustedes, pero yo a veces me siento como si me hubiera roto en pedazos que aún permanecen inexplicablemente unidos por los hilos de algo a lo que se podría llamar dignidad. Lo bueno es que aún puedo moverme.
Fernando Prado.
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