Hay personas que viven instaladas en el odio. Desconozco las razones de cada uno para hacerlo. Pero es un problema. Carencias afectivas, ignorancia, ceguera, inseguridades y complejos derivados de una educación religiosa y machista, traumas infantiles. No sé. A veces, cuando el animal que habita en nosotros se manifiesta con fuerza puede llegar a aplacar la razón y eso acabe impidiéndonos pensar. La ignorancia nos aparta de las preguntas incómodas que son tratadas como tabúes; cuanto más ignorantes seamos, más poder ejercen sobre nosotros los especialistas en la crispación y la intolerancia, los que inoculan a través de un programa político vestido de panfleto patriótico toda la rabia necesaria para asegurar sus votos.
El energúmeno descerebrado subido sobre el techo de un coche insultando y amenazando a dos hombres que mostraban una bandera gay nos acerca más a la imagen del chimpacé que mata a palazos a un congénere que a la de un ser humano que vive en un país europeo ya bien entrado el siglo XXI.
Si no tenemos cuidado volveremos a la caverna. Será rápido, y cuando nos demos cuenta ya será demasiado tarde.
Fernando Prado.
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