Puede que, debido a la pandemia, algunas personas busquen la manera de evitar las aglomeraciones acudiendo a las playas nudistas. Lo que ocurre es que entonces las playas nudistas han dejado de ser un espacio naturista para convertirse en un espacio mixto.
Esto plantea algunos inconvenientes o situaciones que pueden llegar a ser incómodas. En primer lugar, el número de playas en las que se puede practicar el nudismo es escaso -en Catalunya, por ejemplo, hay tan solo unas 60 o 70-; además, suelen ser playas pequeñas, en ocasiones de difícil acceso o con apenas servicios. En consecuencia, el aforo de dichas playas, ya de por sí reducido por razones obvias, se ve aún más mermado si los arenales son visitados por personas no naturistas. Yo no tengo inconvenientes en compartir los espacios siempre y cuando todos -nudistas o no- hagamos lo mismo; pero eso no es posible, es decir, está claro que yo no puedo tirarme en bolas al sol en una playa cualquiera porque eso resultaría molesto, ofensivo o inmoral para los demás, lo cual es comprensible.
Por lo tanto, considero que no deberías acudir a una playa nudista si no vas a practicar el nudismo; creo que es una cuestión de respeto y el respeto mutuo, ya lo sabemos, facilita la convivencia. No obstante, te invito a que te desprendas de la ropa que llevas encima -y con ella las inseguridades, complejos, tabúes y miedos- y que dejes en casa el bañador para disfrutar bajo el sol de la manera más natural posible.
Fernando Prado.
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