
Me gusta detenerme a mirar a las aves, a los pájaros, a las gallinas, a cualquier ser vivo con plumas. Me intrigan y conmueven a partes iguales, algunas de ellas también me resultan muy simpáticas, sobre todo los gorriones. Desde luego, también veo documentales sobre aves, en algunos de ellos hablan de sus hábitos para conseguir pareja. Recuerdo el de los pergoleros, que se encargan de decorar con mucho cuidado y mimo su nido. Ya de por sí es de una bellísima geometría, a lo que añaden, pétalos, semillas, basura de la gente, cosas coloridas, que organizan según su criterio estético. Cuando terminan, cantan de una manera especial y compuesta para la ocasión, con la esperanza de que a una hembra le llame la atención y quiera quedarse con él, en ese precioso nido.
Habitar el espacio, también implica singularizarlo, hacerlo reconocible, llenarlo de significados, y el arte puede ser un medio para tal fin. Como las líneas verticales con pintura roja, hechas en la cúpula de estalagmitas de la cueva de Artales en Málaga, pintada por sucesivas generaciones de neandertales hace 65,000 años. Así lo ha confirmado el estudio hecho por investigadoras de la Universidad de Barcelona y publicado en la Revista PNAS.
Los neandertales también fueron artistas, utilizaron el color, las formas y las texturas, para comunicar, para emocionar, para recrear y para enaltecer. Argumento que se puso en duda en el 2018 cuando descubrieron las pinturas de las cuevas de Cantabria, Cáceres y la de Artales en Málaga.
La cualidad y capacidad estética de las diversas especies, va vinculada a la evolución y a la urgencia de sobrevivir. Tenemos la capacidad de descifrar colores, líneas, formas, texturas y sutilezas cromáticas. Toda esa información sensorial, tarde o temprano nos invita a recrearla, no podemos ser indiferentes a ello. Por eso el pájaro pergolero sabe que el orden y los colores que use, pueden ser determinantes para gustarle a su futura pareja, o el neandertal para resignificar el espacio y para establecer un diálogo multigeneracional. Pensar que somos los únicos con la capacidad de hacer arte, es necio y absurdo. Creerlo nos priva de emocionarnos con el arte que hacen otras especies, como el del pergolero y sus nidos.
Augusto Metztli.
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