
Si tuviera que decir a qué suena la Latinoamérica actual, la pandémica, sería al nuevo disco de Aterciopelados, «Tropiplop». Cada una de las canciones que lo componen, es un episodio cotidiano o un sentimiento latino presente.
El título del disco es la conjunción de dos palabras: Trópico y Plop. Hay gente que romantiza al trópico, porque solo lo conoce de turista, de paso o por instagram. Los países tropicales o subtropicales, claro que son hermosos, con un clima estupendo, naturaleza por todos lados, alimentos voluptuosos y sabrosos, pero también tienen su lado caótico, violento, complicado y crudo. El paraíso no existe o sí, pero solo dura unos minutos. El «Plop» es una onomatopeya que nos es familiar, desde la Patagonia hasta la frontera del Río Bravo, cuando un personaje llamado Condorito, en su tira cómica, le sucedía algo que lo impresionaba o desconcertaba, caía hacia atrás, y solo se le veían sus piernas con sus chanclas y el sonido ¡Plop!
Los discos de Aterciopelados siempre beben de la calle, son termómetro social de cada momento. «Tropiplop» también lo es, con los ingredientes de siempre, porque Latinoamérica da vueltas y vueltas sobre sí misma. Pero con los añadidos de la pandemia, la eclosión imparable del movimiento feminista y el paso del tiempo.
De los quince temas que componen el disco, mi favorita es «Líderes», que habla de la violencia a la que deben enfrentarse los y las activistas sociales y medioambientales en el mundo, en específico en Latinoamérica. Lo dice así:
«¿Por qué será que se van los mejores?
Muerte espantosa que te llevas mis amores
Gente valiente, comprometida con los dolores
De todo el planeta comunitario sus corazones.
Y deja la puerta abierta, a hacer algo en nuestras posibilidades:
Todos somos líderes sociales en potencia
Esto se jodió, el cambio es la exigencia».
Aterciopelados es la banda con la que me identifico, con la que me siento representado, la que me emociona cuando los escucho, su manera de estar y de hacer arte, es la que me gusta. Son activistas y son horizontales. Saben decir porque saben escuchar.
Por eso Tropiplop es Latinoamérica.
Augusto Metztli.
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