
El director del mercado San Juan de Dios, nos miraba con una expresión de incredulidad, desconcierto y preguntándose en secreto, cómo fue que accedió a atendernos aquella mañana. Ramsés y yo, le propusimos presentar el número de la revista Casiopea dedicado al «Menudo», plato típico mexicano, un domingo a las 11:30hrs, en el patio central del mercado, junto a los puestos donde vendían pájaros y flores. Además habría un concierto de «Luis Ku» y de «Los Santos Armables». Él no nos dijo que estábamos locos para proponerle eso, pero seguro lo pensó.
A nosotros nos parecía de lo más natural, si la revista habla de un plato que se sirve en los mercados, era buena idea presentarla en uno de los más emblemáticos del país. Pues el director nos dijo que no, que el proyecto no se ajustaba a lo que sucede en un mercado.
Previo a nuestra entrevista con él, lo habíamos recorrido en busca del mejor lugar para presentarla, estuvimos en el área de alimentos preparados, desayunamos ahí en una menudería, entrevistamos a la gente de los puestos. Por un momento pensamos hacerla en la zona de los patios pequeños, donde venden huaraches y ropa típica… Estuvimos en la parte donde venden frutas y verduras, también donde venden juguetes mexicanos, en la de utensilios de cocina. Pero al final nos decidimos por la plaza central, junto a los pajareros, las escalinatas y los árboles.
El proyecto del mercado es del arquitecto Alejandro Zohn, que lo hizo como su tesis de fin de carrera. En mi opinión es brutalista y se inspira en la solución estructural de las columnas del famosos edificio administrativo construído por Frank Lloyd Wright. Era parada obligatoria para ir a la facultad de arquitectura, ahí me subía al trolebús. Es un sitio muy peculiar, donde las pretensiones de modernidad de una ciudad como Guadalajara y la larga tradición de ese espacio entre ríos, de ser frontera natural de asentamientos españoles y de habitantes locales, fue esculpiéndola en el imaginario colectivo como lugar de encuentro. El proyecto del mercado de Alejandro Zohn era perfecto para ahí.
En ese entonces, teníamos bastante apoyo de las instituciones culturales, en específico del concejal de cultura de la ciudad, al que le llamamos para contarle lo sucedido. Prácticamente después de colgar con nosotros, contactó con el director del mercado para convencerle. Inmediatamente accedieron a dejarnos presentar la revista y hacer los conciertos. Nos pusieron toldos, sillas, instalación eléctrica y todo lo que hiciera falta. Creemos que, en el medio siglo de historia de ese mercado, nunca se había hecho algo así. Solo que ese domingo llovió, por lo que el suelo estaba muy mojado. Barrimos, secamos y pusimos cartones y unos petates en toda la superficie. Presentamos la revista y se hicieron los conciertos, los músicos tocaban, pero el del bajo y el de la guitarra eléctrica a cada acorde se daban unos buenos calambrazos a causa del agua de los charcos que habían quedado por ahí. Acabaron con los brazos adoloridos, pero la música no paró. Fue memorable. Una de las mejores presentaciones que hicimos.
Por cierto, en realidad su nombre es «Mercado Libertad» no «San Juan de Dios», y hace unos días hubo un incendio dentro, pero parece ser que no sufrió daños considerables. Podrá seguir su actividad. Pero el fuego me hizo recordar…
Augusto Metztli.
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