
El eurocentrismo musical (cultural), hace que la gente piense y escriba que discos como «Motomami» de Rosalía o «El Madrileño» de C. Tangana, son originales, geniales, brillantes o revolucionarios, difiero de ello. Viviendo aquí (España – Europa), me he dado cuenta de lo poco que se conoce la cultura de allá (México – Latinoamérica), y que de conocerse, el rumbo de las cosas sería distinto, no habría tanto «reseteo» social.
Ejemplos tengo muchos, pero este de Rosalía y C. Tangana, me parecen oportunos para ilustrarlo. Ambos discos son un compendio de géneros y sonidos utilizando ciertas tecnologías y efectos que están de moda, con un uso «ingenioso» del lenguaje y de «costumbres» de otros países o zonas. Pero es lo que pasa con muchos de los productos musicales actuales, que en realidad son apropiación cultural, porque no entienden lo que dicen, cantan o tocan. Es fundamental entenderlo, sin entendimiento no hay respeto. Y sin respeto, se llama apropiación cultural, porque hay lucro. Es música colonialista. Es lo mismo que hace Zara robando diseños de las mujeres de Aguacatenango.
El eurocentrismo impide que la gente de por aquí conozca «RE», el mejor disco de la historia del rock en español (o latino para incluir a Brasil) y uno de los mejores de la historia del rock en general, y que en sí mismo es un compendio de todo lo que ha sucedido, sucede y sucederá, en la música contemporánea, porque fueron los primeros en hacerlo entendiendo lo que hacían. El sincretismo mexicano es brutal. Y el sincretismo de Café Tacvba es brillante y revolucionario, por la capacidad para asimilar y transformar, fundiendo el origen, la estancia y el destino, del concepto sincretizado.
Un ejemplo de no entender lo que se hace es la canción de Hentai de Rosalía: Al final de la canción mezcla cantos que dicen «Bebé te quiero comer, ya, ya. Ya te quiero hacer hentai (apropiación)» con sonidos de metralleta. El uso de toda la «estética bélica» en la música latina, es por una sencilla razón, es nuestro día a día. Incorporarla es muy buena idea, pero no la entiende. La canción de «Ateo» del disco «el Madrileño» de C. Tangana, es apropiación cultural de manual, en la que incluso Nathy Peluso, una artista latina, colabora en dicha apropiación, ni ella ni él entienden la bachata.
Una lección de música, arreglos, letra, ética, y de entender lo que se hace, puede ser esta versión de «Chilanga Banda» del segundo MTV Unplugged (sí segundo, la única banda en español con dos Unplugged) de Cafe Tacvba, de su disco «Avalancha de éxitos», título que de inmediato los exhime de apropiación cultural y originalmente compuesta por Jaime López, donde el lenguaje defeño demuestra que puedes hablar utilizando solo palabras locales, que difícilmente otros de fuera puedan entender. O esta otra canción titulada «Olita de Altamar», grabada con músicos Sicuris, donde todos los músicos ocupan el mismo plano, junto al cóndor, la tierra, el aire, el fuego y el mar. El respeto, la dignidad, el afecto y el entedimiento es absoluto.
Así termina la canción de «Olita de Altamar»:
Hermanos, hermanas,
nuestra vida una olita.
La mar, nuestra abuelita,
regresemos alegres pues.
De regreso a la inmensidad.
Dudo que en muchos años, algún artista o banda, haga lo que los Tacubos: Abrir caminos para todos y todas, tocar la música de antes, de ahora y del futuro, con respeto, bondad, inteligencia y dignidad.
Augusto Metztli.
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