El empujón de Miguel Ángel Rodríguez, director del gabinete de Presidencia de la Comunidad de Madrid, a la periodista Andrea Ropero durante la toma de posesión del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, es un claro ejemplo del matonismo político. El hombre, muy macho y muy español, que se pasa todo por el forro y actúa de manera violenta contra una mujer y periodista que sostiene el micrófono de un programa que, imagino, no es de su agrado y que además -considera él- hace preguntas incómodas a la diva del Partido Popular.

La actitud de Miguel Ángel Rodríguez no solo es intolerable por machista y violenta, sino que además no debería quedar impune. Se me ocurre pensar que en un país un poco más serio tendría consecuencias y que además el energúmeno se vería obligado a dimitir de su cargo. No es cierto que España se rompe, como alertan desde los palcos con olor a naftalina; la quieren rota y descosida para seguir campando a sus anchas como amos y señores de una tierra que, aunque les pese, es diversa, inclusiva, abierta y que ha aprendido a convivir no precisamente gracias a los esfuerzos políticos de los “señores”.

Es curioso que en el acto de toma de posesión de Mañueco como presidente de la primera comunidad autónoma que será gobernada junto con la extrema derecha se produzca esta lamentable escena. Es un aviso de lo que viene.

Todo mi apoyo a Andrea Ropero y a las periodistas que tienen que lidiar con estos comportamientos mientras ejercen su trabajo. Todo mi apoyo a las mujeres de Castilla y León.

Fernando Prado.

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