
La experiencia de ver y escuchar interpretar música en vivo, en un espacio íntimo, me gusta, la disfruto y la prefiero, a ir a conciertos en escenarios más grandes. En Guadalajara (México), a lo largo del tiempo que viví ahí, hubo muchos sitios emblemáticos a los que iba, puede que el más especial haya sido «La Peña Cuicacalli». Echaba de menos esos momentos, porque aquí en Vilagarcía, pensaba que no había un sitio donde sentarte, beber algo y escuchar música en vivo.
Buscando un espacio amigable para hacer «Drink and draws» para AGPI, encontré uno donde poder escuchar música en vivo. Se llama Miúdo (Pequeño, en galego), es el bar de Óscar, un joven experto en vinos y cervezas que conocí hace años, cuando nos invitó a participar en un evento solidario. Nunca conocí un espacio tan peculiar como ese. Finalmente es una casa antigua galega de varias plantas decorada con gran sensibilidad y sentido. El ambiente es agradable, supongo que la gente que va, me resulta afín. Descubrí que hacía conciertos de jazz, blues, o rock, pero estaban en pausa, por diversos factores, uno de ellos la pandemia.
Marthazul me comentó que el cantautor Andrés Iwasaki, había subido una historia a su instagram diciendo que comenzaría una gira para presentar su EP, y que le apetecía venir al norte, él es sevillano y vive en Madrid. A Andrés lo conocimos en un programa de televisión, que se llama «La Voz», donde tocó una versión muy chula de Ojalá de Silvio Rodríguez, así que se convirtió en inolvidable. Después, organizó una campaña en Verkami para publicar su EP, y nos sumamos a ella. Pero la coincidencia más linda que tuvimos, fue, cuando recién levantadas las restriccciones de la pandemia, pudimos hacer eventos en vivo, y decidimos presentar el libro «Florilexio», una antología de cuentos, de varias autoras, escrito en galego, náhuatl y español, que publicamos con Tazalunarbooks. Pensamos que sería muy oportuna una pequeña sesión musical, por ejemplo una versión de la Llorona, ya que en el libro exploramos esa canción y sus textos. Sin dudarlo Marthazul pensó en proponérselo a Andrés, él acepto e hizo una bellísima recanción que grabó en vídeo y la proyectamos ese día. Todo ha fluido de manera natural.
Por eso, sabiendo que Andrés quería tocar en el norte y que en el Miúdo se podía hacer un concierto, solo hacía falta intermediar. Así que el último martes y miércoles de septiembre, vino a tocar a Vilagarcía. Ambos conciertos fueron lindos, diferentes pero lindos, asistió mucha gente y pasó algo que intuía, por la calidad de la música de Andrés Iwasaki, todos y todas quedaron fascinadas. Interpretó algunas canciones de su EP, algunas «recanciones» como dice él, y varias canciones inéditas. Él explora de muchas maneras el tema del tiempo, de los recuerdos y el pasado. Pero «Al margen de ojalá», una de sus canciones más emblemáticas que da nombre a su disco, habla de futuro.
Una de ellas me gustó mucho mucho. Porque es una canción pacifista, que claramente bebe de la tradición cantora de latinoamérica, dice así: «Más tanques inoperativos y aviones de ataque sin alas, más balas que fallen el objetivo, que arena en la playa… Ya perdimos todo y tenemos tanto, quiero que pierda la guerra esta vez.» Espero con ilusión, a poder comprarla o por lo menos escucharla en streaming.
La música en vivo, muy de cerca e interpretada por una buena persona, es un experiencia esperanzadora. Así que en el Miúdo pudimos escuchar muchos ojalás. El presente y futuro ahí… parecían más amables.
Augusto Metztli.
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