
Hace quince años supe que existía el idioma galego, supe ubicar a Galicia en el mapa, e hice por primera vez algo típicamente galego: Sentarme a la mesa a comer los múltiples platos de la gastronomía local con el programa de «Luar» de la TVG (La televisión de Galicia) de fondo. Con el tiempo, la radio y televisión en galego se me hicieron familiares, entendí qué dicen y cómo lo dicen y en muchas ocasiones he participado en programas de radio y televisión hablando de las cosas que hacemos. Finalmente es un servicio público.
Después supe que a lo largo del territorio español, cada comunidad autónoma tiene sus medios de comunicación públicos y locales, en el que su principal misión es contribuir al desarrollo cultural y del «idioma» de la región. Los medios de comunicación, la información y cómo estos permean a la sociedad, es algo que me fascina y despierta mi curiosidad. Con un año o dos de haber llegado a Galicia, les mandé una carta a los medios que conocía en ese momento, para pedirles que en sus contenidos informativos revisaran el criterio para decir la procedencia de la gente, porque curiosamente cuando narraban delitos siempre sabías de qué país era el presunto delincuente (menos cuando era español/a), pero si ganaba un premio o hacía un descubrimiento revolucionario, no lo decían.
Poco a poco, notaba algo raro en la TVG, como que siempre faltaba un punto de vista crítico y reflexivo respecto a algunos temas y situaciones que tenían que ver con el PP, la Xunta y los y las políticas de ese grupo. La corrupción, las mentiras, los recortes, los abusos, el racismo, y el maltrato a la gente jubilada, nunca salía en los informativos (o por lo menos nunca me tocó verlo), parecía como si no pasara nada.
Lo más crítico que he escuchado y visto en la TVG fue a Moncho Borrajo en Luar, denunciando la corrupción y homofobia del partido de Feijóo. Después de tanto tiempo viviendo aquí, he conocido gente que trabaja en la radio y televisión públicas, ya sea porque nos han entrevistado, o difundido nuestros proyectos, o sencillamente son vecinos y vecinas que te van contando su día a día en su puesto de trabajo. Y los relatos coinciden, ya van muchos años que los recortes, el acoso laboral y la calidad de los contenidos disminuyen y la manipulación aumenta.
Pero los y las profesionales, tienen algo que se llama vocación y principios, y eso es lo que ha dado lugar a la plataforma «Defende a Galega», a los «Venres negros», a defenderse en los juzgados, a las jornadas de huelgas, a contar sus historias en otros medios de comunicación para alzar la voz y denunciar lo que sucede en las redacciones y oficinas de CRTVG.
Los «Venres negros» es la protesta semanal (ya van más de 250 semanas, más de cinco anos), en el que los y las profesionales de la corporación se visten de negro para denunciar: La manipulación, el control político y las represalias; el incumplimiento de la Ley de Medios y el desmantelamiento.
Casos tan sonados como el de Mayte Cabezas, a la que trasladaron forzosamente de su puesto de trabajo, después de ser crítica con Feijóo y su pésima actuación mientras fue presidente de la Xunta, con las víctimas de terrorismo en Galicia, experiencia que ella ha vivido en primera persona. O el veto a la cantante Ses por llevar la camiseta negra con el texto #DefendeAGalega, o el no emitir los premios de teatro María Casares.
La gente de la plataforma Defende a Galega ha ganado muchos juicios, muchos de ellos conservan sus puestos de trabajo, gracias a enfrentarse en los juzgados contra el entramado mafioso de jefes de la CRTVG. En el 2022 hubo la primera condena a la CRTVG por vulnerar la libertad de expresión de un trabajador y ya es firme. Las últimas dos jornadas de huelga han sido muy seguidas y exitosas, al punto de llevar a negro al emblemático programa «Luar».
Ahora ha coincidido que en las comidas familiares, ya no escuchamos de fondo a Luar, sino un programa de citas y ligues amorosos grabado en el legendario bar La Luna. No me gusta nada, he visto mejores programas en la TVG.
Para mí, después de todos estos años, lo mejor que hay en la radio y televisión pública galega son los y las profesionales que no se rinden y que han puesto el cuerpo y su salud física y mental para intentar preservar un derecho de la gente, el de la información y entretenimiento, profesional, honesto, de calidad y público. Gracias.
Augusto Metztli.
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