Dice Xavier Trias, candidato de Junts a la alcaldía de Barcelona, que “un señor que está cobrando 3.000 euros no llega a fin de mes”. Desconozco quiénes son estos señores -y señoras, digo yo que también las habrá ¿no?-, pero imagino cuáles son sus dramas. A ellos y al señor Trias habría que explicarles algunas cosas.

Esto va de opciones. Es decir, una persona que gana 3.000 euros mensuales puede optar a un alquiler más económico -en el caso de tener una hipoteca la situación es más complicada, cierto-, un coche de renting más asequible, un seguro médico con menor cobertura, educación pública para sus hijos en lugar de privada, vacaciones en el Mediterráneo y no en playas del sureste asiático. Ante el aumento del coste de la vida una persona con estos ingresos podría reducir gastos y aún así continuar llevando una vida digna. El problema es cuando ya has reducido los gastos al máximo, incluso has eliminado algunos, y aún así tienes problemas para llegar a fin de mes. Con 1.000 euros mensuales -recordemos que el salario mínimo se ha incrementado hasta los 1.080 euros brutos, brutos, brutos- no tienes más opciones que vivir con carencias, angustias y miedos en una permanente postergación.

A ver si ahora va a resultar que esta gente es tan desgraciada como los pringados que trabajan de camareros y se matan a hacer horas que no cobran, los que se desloman en la obra, los que se revientan de sol a sol recogiendo sandías, los que no ven la luz del día encerrados en un almacén, los repartidores de paquetes y un larguísimo etcétera.

Los señores como Trias me tienen harto. Viven en una realidad paralela, carecen de empatía, no han pisado en fango en su vida y tienen la jeta de venir a darnos lecciones de supervivencia. Habría que saber, por prudencia, quién nos lanza el salvavidas antes de asirnos a él.

Fernando Prado.

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