
Mi barrio, como todos, está lleno de propaganda electoral. Carteles y pancartas a todo color que cuelgan de farolas y puentes anunciando los candidatos y candidatas que se presentan a las elecciones, fotos horribles y cutrísimas con las que los representantes políticos de todos los colores nos gritan desesperadamente ¡vota por mi!. Poca diferencia hay entre anunciar de esta manera un candidato y un refresco o una crema hidratante; se trata, al fin y al cabo, de vender una opción como la mejor entre otras muchas. Buscar votos o una cuota de mercado. Por ahí va.
Fernando Prado.
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