Mafalda hoy es una cincuentona, no murió, ni la atropelló ningún camión de sopa, tal como dicen.  No solo come la sopa con mejor agrado, sabe prepararla porque es vegetariana, conoce a la perfección el tiempo de cocción de los vegetales. El color rojo sigue siendo su predilecto, se tiñe el pelo de negro, porque eso de las canas la supera, se mantiene en forma y se cuida bastante,  aún dedica el tiempo a observar a la gente y sacar atinadas conclusiones sobre el género humano. Y aunque intentó en repetidas ocasiones que el mundo se detuviera para bajar de él, no lo consiguió. De hecho todo sigue más o menos igual como hace medio siglo, la diferencia radica en que nos queda menos tiempo para enmendar el rumbo, y una Mafalda que ha guardado silencio.

Gracias a Quino por crear la mejor tira cómica de la historia, gracias por hacer que hable en español y reflejar con impecable certeza, la madurez y sentido común que tenemos a los seis años y que vamos perdiendo hasta convertirnos en los tontos, vanidosos y orgullosos adultos del ahora.

Augusto Metztli.